lunes, 15 de octubre de 2012

Asiente y vencerás (y otros consejos de abuela)





-Ahí estuviste  brillante, terriblemente brillante... chica.

Podría haber perpetuado mi indiferencia hacia esa voz chillona vestida con náuticos y despropósitos, pero una vez más opté por dejarme arrastrar por una suave brisa de pacifismo y buenas maneras... y hacer lo que mi abuela intentó inculcarme desde la cuna y siempre rehusé llevar a cabo: asentir, dibujar una leve caída de párpados y sonreír. (Efectivo).

De toda la bazofia retórica y las idas y venidas de piropos construidos desde la desidia, ese TERRIBLE acariciaba de manera tan poco decorosa mi ego, que no necesitaba mirar mi reflejo en un espejo para saber que cierto halo de soberbia me invadía el rostro o  al menos el dibujo de mis labios,  sellados ante tanto erudito de la palabra. 

De "cría" a "terrible" en tres cuartos de suspiro. Como vara de medir, tres cervezas, al menos en mi presencia.  Sentía ganas irrefrenables de aplaudir sobreactuadamente  tal repentino cambio de actitud surgido del interior de una camisa de rayas... pero opté por inclinar la cabeza hacia la izquierda y esbozar media sonrisa (Gracias, abuela). 

Mientras tanto mi capacidad de abstracción comenzaba a preocuparme. No sólo me divertía asintiendo cual busto autómata sino que además era capaz de no palidecer al descubrir que lo único TERRIBLE en esa sala no sólo se  podía atribuir a mis últimos devaneos con el sarcasmo. Cierto halo rancio había invadido la habitación y cubierto a otros autómatas. Parece ser que  el ejercicio de "asiente y vencerás" no era lema exclusivo e intransferible de mi abuela. 

De repente la indiferencia interior y la fingida condescendencia cincelaron cierto malestar a mi efervescente cabellera  y provocaron mi salida de esa conversación a la que servidora asistía como mera espectadora. Coquetear con el manual de  "esas buenas maneras" me había revuelto algo la conciencia, y por qué no decirlo... las tripas también. 

Ciertamente sí, resultaba TERRIBLE. En un seco  golpe de melena había dejado incluso de ser inocente y divertido. Y es que asentir en demasía puede llegar a ser perjudicial para la salud, al menos, para la mía. 

Las tornas volvían a cambiar (para mi fortuna) de "terrible" a "cría"  en tres cuartos de suspiro, y a mucha honra. Puede que no esté tan mal ser impertinente y tener la lengua tan desenfadada como la melena. 









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