miércoles, 27 de noviembre de 2013

Gracias por venir



 
 
 
Hay un lugar perpetuo entre piel y pecas que permanece gélido, áspero, sucio. No hay prenda que logre revestir de calidez un vacío que no llenaste...maestro. No hubo tiempo. No era hora.

Endiosaste cada centímetro de una breve leyenda a medio escribir entre bares, aeropuertos y sábanas de hoteles que seguro cobijaron historias más honestas que ésta que no fue nuestra… tan solo mía. Una anécdota tuya con la que rociar tus habituales dos hielos en vaso medio. Una razón mía para brindar por este punto y final.