domingo, 8 de diciembre de 2013

No puedes hacer que un triceratops te ame. No puedes amar a un triceratops.




La estupidez humana se cimenta sobre toda una larga lista de excusas que la justifican. No sé cuánta humanidad me queda entre los dientes... eso sí,  mis labios son un remanso de estupidez continua.  El travestismo emocional te puede llevar a creer que el espejo no va a detectar cuan tarado/a eres  si disfrazas tus miserias con un "pero",  un "es que", un "cuando te lo cuente lo entenderás" delante. Lo hace... y es tanto o más sincero que la lycra después de navidad. Hay verdades incómodas y hostiles  por mucho que intentes domarlas clavando piruletas de corazones sobre su lomo.


Me enamoré de un triceratops. Un ceratopsiano ceratópsido de ojos grises malhumorado. ¿Dónde estaba el problema?.¿En qué taza con mensaje absurdo estaba escrito?¿Desde cuándo una relación entre una especie extinguida y otra en peligro de extinción estaba abocada al fracaso? ¿Por qué no íbamos a ser nosotros los protagonistas de cualquier valiente canción de mensaje vacío tarareada por parroquianos del jäger en cualquier garito oscuro de mala muerte?. Pues porque él no bailaba. Los triceratops no bailan.  Me había enamorado perdidamente de una bestia turquesa sin ritmo, ni tempo...ni tiempo para mi. Mi triceratops era eterno y no podía descolocarme los minutos. Pude llegar a pillarle en renuncios de no más de 5 segundos. No más.

Me enamoré de un triceratops. Desde entonces mi corazón es un fósil, como él.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Gracias por venir



 
 
 
Hay un lugar perpetuo entre piel y pecas que permanece gélido, áspero, sucio. No hay prenda que logre revestir de calidez un vacío que no llenaste...maestro. No hubo tiempo. No era hora.

Endiosaste cada centímetro de una breve leyenda a medio escribir entre bares, aeropuertos y sábanas de hoteles que seguro cobijaron historias más honestas que ésta que no fue nuestra… tan solo mía. Una anécdota tuya con la que rociar tus habituales dos hielos en vaso medio. Una razón mía para brindar por este punto y final.

sábado, 6 de julio de 2013

Moisés, Lana del Rey y Johny Cash

"La vida es eso que pasa mientras pides otra ronda ... y el mantra es que brindes por ello, por si acaso están mirando" Alguien ebrio poseedor de una verdad absoluta. 





Mientras Moisés mira con cierta benevolencia cómo se desdibujan los consejos que tiempo atrás compartió con su colla de hipsters más cercanos (grabados a compás y al calor del fervor del último grito en coaching),  aquellos que renegaron  tienen esas diez premisas más presentes que nunca . Sí, los mismos que linterna en mano revisan el antiguo testamento bajo las sábanas cuando nadie mira (por aquello de que el agnosticismo es muy in y la creencia muy arg).Los nuevos mandamientos nacen y mueren en proyectos de anticristo. Las premisas de la ética y la moral se dibujan en los surcos de las  arrugas de Johny Cash o rellenan los insultantes blasfemos labios de la María Magdalena más naïf: Lana del Rey. Ya se sabe, hoy la Fe se desea, no se practica. Ellos se desearon. Se practicaron. Todo ello y algo más en algún punto muerto a destiempo y de un  no lugar. 

El suyo fue un apretón de manos de los que hacen historia. De película . Después del blanco y negro vinieron los bailes a la luz de la luna y no pocas caricias regaladas a destiempo por las calles de cualquier ciudad merecedora de aquella historia de hamor. Con h. Muda y sorda. Como ellos. Anacrónicos y erradamente bellos. Hipsters, a pelo. 

 Nada de lo dicho fue escuchado y  lo que esperaba ser oído jamás se pronunció.Religión. En eso consiste el hamor. En la invisibilidad de lo crucial. En la falta de oxígeno, la asfixia (que bien podría escribirse con h también). Fue ésta la que terminó de escribir los escasos versos de dos nuevas tablas. Una breve e insulsa canción. Vintage. Para venerar y recordar.

http://www.youtube.com/watch?v=o_1aF54DO60

http://www.youtube.com/watch?v=k9IfHDi-2EA


Conelly.







viernes, 26 de abril de 2013

#microrecuerdo




                                      



-Puedo escribirte solo con consonantes y reescribirte en el recuerdo con puntos suspensivos ... 


A ella aquella frase le pareció maravillosa. Él fingió sentirse tentado a besar sus labios aunque la intención quedó aparcada en el camino por la comodidad de que su frente quedaba más próxima.  Aquello era una metáfora de todo lo demás. Lo que había pasado y lo que vendría después. Pero ... ¡a la mierda! ... a ella aquella frase le seguía  pareciendo maravillosa. Y a él, que ella estuviera allí, tumbada en la cama con los codos hundidos en la almohada mientras revisaba por encima el periódico del sábado... día esperado, rezado y ansiado. 

Intentó coserse a aquel sitio y sobornar al tiempo. Sabía que era demasiada fortuna, incluso para una pelirroja. Demasiado oleaje para una orilla aún por perfilar. Aún así,  durante lo que dura un suspiro, la brisa marina despeinó las ideas de ambos, entrelazándolas a sorbos entre copas de vino, tragos de Jameson y algún que otro beso. 



Sí. Puede escribirle solo con consonantes y reescribirle en el recuerdo (y entre las pecas)  con puntos suspensivos. 



lunes, 8 de abril de 2013

Las comas, siempre ellas



                                                     


Sonaba la misma canción en bucle desde las 17.45h. Llevaba hora y media metido en el baño. Mientras repasaba cada coma de mi artículo me divertía con mi otro hemisferio pensando en las posibles escenas que se pudiesen estar dando en ese sórdido rincón de la casa. Posiblemente C estaría emulando a Freddy Mercury ante el espejo, desodorante en mano y con una sobreactuada mirada clavada en el cristal , hombre a hombre en un duelo de divas sin precedentes. No quería interrumpir ese momento de intimidad masculina. La opción de irrumpir cual heroína al rescate de una damisela en apuros tras un fortuito resbalón era algo que mi cansancio y desdén supino habían desechado hacía dos entregas de Bohemian Rapsody. ¿Is this the real life? Si, parece ser que sí.


Había sido un día duro, como todos desde que 2013 había tocado a nuestra puerta para quedarse. La cuarta entrega de ese puto tormento, muy lejos de venir disfrazado de estampados y telas vaporosas venía con mierda. Tras la falsa protección de la lana y la franela, abril se había presentado con metros de lycra para ceñirse a nosotros y arrojarnos verdades como puños. Las de la talla 42 saben de lo que hablo. Lo saben. Y aquella que diga lo contrario es que se ha recibido algún tipo de amenaza.

Ahí va otra vez… mammaaaaa uhhhhhhhh… (¿por qué no instalé una web cam en al baño?... porque no soy tan emprendedora como pongo en mis tarjetas de visita. Otra farsa.)

Sobre la mesa tenía tres carpetas con tres borradores. Tres finales parecidos a una historia sobre la cotidianeidad que el único valor que había adquirido era la cantidad de polvo entre las hojas y las manchas de café ligadas entre sí. Aquel tampoco sería el momento para cerrar el ciclo. Era el momento de las comas. Del artículo. Del polvo fácil. Titular, lead, cuerpo… y ¿Orgasmo? No. Esta vez tampoco. Las noticias son rectas, sin caderas.

Sin darme cuenta, Queen había dejado de revolotear por el ambiente, y el Freddy Mercury de pacotilla volvía a tener su pronunciada nariz apuntando hacia la pantalla del ordenador. La música daba paso al “aporreo” del teclado, un género musical infravalorado por completo, pero que , atención a lo que escribo, no descarto que algún hipster incluya en uno de sus experimentos etilicosociales en el SOS o alguna comuna moderna de ese calibre. Me uniría con con gusto, pero las comas me retienen

Tecleo, tecleo, suspiro, taco y tecleo. Un tango algo inapropiado para una irlandesa y un catalán. Pero estamos en la era de la diarrea musical, y … desde que esta casa es un hogar … el lema viene a ser que nos quiten lo bailao. La curiosidad, francamente, me podía. ¿Qué podía ser tan valioso para desencadenar tantos rezos en hebreo?.

-¿Qué pasa?

-No encuentro el final.

-Es la lycra… no luches. Ha venido para quedarse. Al menos en abril.