viernes, 5 de junio de 2015

factor 50




Siempre es mejor detrás. De la piel, del corazón, del telón y de la barrera. 
Siempre es mejor la sombra. Lo saben los que necesitan factor 50 para sobrevivir a la vida. Lo sé. Mis pecas también lo saben. 

Detrás de la piel arremolino la pelusa muerta que queda de un recuerdo al que ya a duras penas pongo voz. En algún que otro sueño he merodeado a tientas por los ayeres intentando cazar los ecos de esa risa para tatuar sus acordes detrás de la piel. 

Detrás del corazón tengo un cartel de se vende por no querer hacerme responsable del vaivén de latidos ajenos a mi.  

Detrás del telón quedan todos los secretos que me rondan la retina y la garganta entre el buenas noches y el buenos días. 

Detrás de la barrera no hay piel, ni corazón... sólo una no vida con vistas. Vistas a una plaza donde la bondad y la belleza terminan empaladas, jodidas e inertes. En un charco de babas y vísceras. 

Siempre es mejor detrás. De la piel, del corazón, del telón y de la barrera. 
Siempre es mejor la sombra. Lo saben los que necesitamos factor 50 para sobrevivir a la vida. Lo sé. Mis pecas también lo saben. Desde la oscuridad no se ven. Por eso te espero estrenando piel en junio con el corazón en la garganta donde más alto brille el sol, para que distingas mis pecas y dibujes una más. 








martes, 12 de mayo de 2015

¡Cómo está el barrio, amiga!



¿Cómo está el barrio? Me preguntaba ella esta mañana.. acortando la distancia entre nuestras entrañas con los ojos puestos en la palma de la mano y las caricias dadas con las yemas de los dedos a golpe de teclado (y dibujos, todos).¿Cómo va a estar? Huérfanamente lleno, pero no de ti, ni de mi. De otros. Esos. Los que ahora son dueños de Madrid.  Faldas de cuero y deportivas blancas combinadas con gafas de John Lennon… y barbas y cervezas… cervezas y barbas… muchas.. todas. Todo eso ha triunfado sobre el neón y la paleta de victorias multicolor. San Vicente Ferrer ha sobrevivido a los Oxford con calcetines blancos. Primark ha vencido sobre RetroCity (algo bueno tenía que haber en todo esto).

Zapatos marrones Oxford  de mujer

Malasaña abraza nuevas camadas, de cachorros y perros viejos. Alguna que otra perra suelta sigue por ahí. Olisqueando en qué árbol puede impregnar su hedor… poco sitio queda ya entre tanto ego, latas vacías, tatuajes y crop tops.


Pero quedan los ecos de todos los Raphaeles cantados por Velarde, los cafés con amantes guisantes del Lolina… los besos enverbenados dados (y los que quedan), las camisas a cuadros de los “hermanos Chamizo” y las borracheras a torreznos empapados con yayos. PUTOS YAYOS. 
Los perros del 2 de mayo se preguntan dónde estás… y yo también, esperándote Lau. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Hablas ruido


Le pidió que volviese a escribir.
-Algo que no sea bello, no vende"- dijo el busto plastificado mientas arqueaba las cejas al camarero para demandar no se qué pijada para el que debía ser ya su tercer gin tonic/maceta. "Explota más esa parte de hija de puta graciosa que tienes... no sé... estas mierdas que te lees rápido en el bus y que hacen que te descojones es lo que necesitamos. ¿Sabes lo que te digo? -Sí. Cerdo. Sabe lo que le dices.

 Las ganas de permanecer con el culo sentada en esa mesa bebiéndose la dignidad a tragos con sabor a amaretto eran tan mínimas como descontrolado el frenillo de ese tipo. Los chicos estaban en una tasca cerca de allí bebiéndose lo que quedaba de domingo. Las tradiciones son para respetarlas. Más con Santos y Vírgenes recorriendo las calles. Es indicador absoluto de que los impuros han de reunirse en sitios oscuros y celebrar la vida. La que se vive. No la que se escribe. No la que se fotografía y se comparte. La que desdibuja en un sello guarro en la muñeca, esa misma que se adivina por el aliento de una anécdota trasnochada. Los chicos estaban en una tasca y ella en un bodegón castizo. Otra vez. Con la conciencia ramera, abierta de piernas, sin correrse. Sumisa.

Le pidió que volviese a escribir... y ella sólo quería correrse. Lejos de allí. Lejos de sí.



 

sábado, 24 de enero de 2015

La virgen en la boca y la puta al río



Un bostezo más, un improperio menos. El que se me retuerce entre los dientes sabiéndose mejor dentro que fuera.. cobijado a medio camino entre un paraje hostil y una lengua que se mantiene virgen aún. La rabia  no ha conseguido escaparse por el único agujero que,  seducido por 'esas otras batallas',  repleto de aquello que vomitas, se torna más vacío que la nada. 
A pesar de que la puta ha entrado. La muy puta. La inercia de mantener el rostro rígido, la sonrisa agazapada y los ojos apagados. Esa. La que dicen que si  dejas pasar, se queda. La puta.  La que, sin saberlo, alimentas. La que, sabiéndote causante, te pone. 

A pesar de que ha entrado, sigo siendo virgen. Mi lengua sigue siendo virgen.  Hasta que se marche. Al río.  Y tú con ella. 




domingo, 29 de junio de 2014

*







Y los versos  comenzaron a agolparse en cualquier papel necesitado de historias. Marcas de guerra escritas con zumo de limón para que tan sólo los cazadores de secretos puedan descubrirlas mientras se desvanecen al contacto con la llama de sus cerillas. Ocurre una vez cada 15 días. Una carta amanece en cualquier no lugar. El perfume cítrico no pasa desapercibido para los aventureros de corazón. Por eso, guiados por su olfato y una mano inocente,  dan con tan enigmático tesoro, imperceptible para los que no saben... no conocen... el no latir de un corazón que muere por seguir vivo. Bajo un árbol en el parque. En la mesa más solitaria de cualquier cafetería de las entrañas de Madrid. Dentro de un libro en la repisa más remota de la Biblioteca Nacional. Allí se esconden todas y cada una de las palabras que no fueron pronunciadas. Todas y cada una de las verdades que ansían rozar el cielo con la yema de los dedos en búsqueda de una última oportunidad. O la primera.  Cada vez que un cazador de secretos encuentre los pedazos de papel que se me van cayendo a cada paso... cada vez que descubra aquella palabra escrita con tinta invisible... cada vez que la prenda y su esencia se evapore... esperaré a que estés atenta para atraparlas en botellas de cristal.  Cada 15 días parpadearán... y sabré donde mirar.








domingo, 9 de febrero de 2014

NO PREOCUPARSE! Hay confeti

 
 
 
 
 


Me lo han contado mientras compartía un par de caladas en la calle de los días de guardar con funambulistas poco católicos. No ha hecho falta hablar, ha bastado la compasión de una mirada y la zorra verdad en el arqueo de unas cejas que, dicho sea de paso,  cada vez son  menos inocentes Más allá de retener el gélido aire de febrero en los pulmones hasta que el corazón ha decidido rendirse y desplomarse al suelo... ha dado igual. "Que un órgano en las últimas no pare la fiesta, por favor. Que vaya a morir a casa". Hasta que decida recogerlo, resta sobre un montón de mierda y confeti que quedarán genial en la próxima publicación de instagram (no te prives de darle a me gusta). Ahí va a descansar hasta que desaparezca de este mundo el último funambulista. Son los únicos que dicen la verdad y eso es peligroso.

domingo, 8 de diciembre de 2013

No puedes hacer que un triceratops te ame. No puedes amar a un triceratops.




La estupidez humana se cimenta sobre toda una larga lista de excusas que la justifican. No sé cuánta humanidad me queda entre los dientes... eso sí,  mis labios son un remanso de estupidez continua.  El travestismo emocional te puede llevar a creer que el espejo no va a detectar cuan tarado/a eres  si disfrazas tus miserias con un "pero",  un "es que", un "cuando te lo cuente lo entenderás" delante. Lo hace... y es tanto o más sincero que la lycra después de navidad. Hay verdades incómodas y hostiles  por mucho que intentes domarlas clavando piruletas de corazones sobre su lomo.


Me enamoré de un triceratops. Un ceratopsiano ceratópsido de ojos grises malhumorado. ¿Dónde estaba el problema?.¿En qué taza con mensaje absurdo estaba escrito?¿Desde cuándo una relación entre una especie extinguida y otra en peligro de extinción estaba abocada al fracaso? ¿Por qué no íbamos a ser nosotros los protagonistas de cualquier valiente canción de mensaje vacío tarareada por parroquianos del jäger en cualquier garito oscuro de mala muerte?. Pues porque él no bailaba. Los triceratops no bailan.  Me había enamorado perdidamente de una bestia turquesa sin ritmo, ni tempo...ni tiempo para mi. Mi triceratops era eterno y no podía descolocarme los minutos. Pude llegar a pillarle en renuncios de no más de 5 segundos. No más.

Me enamoré de un triceratops. Desde entonces mi corazón es un fósil, como él.