sábado, 16 de abril de 2011

Mendicidad 2.0


Hace unos días me vi en la situación de implorar a mi "pecera" facebook que pincharan sobre el enlace que les había enviado, con el propósito de engordar el tránsito de visitas a la plataforma web que aloja los artículos que escribo desde hace poco, y así corroborar la teoría de mi amigo Fran : "ahora trabajas para unos timadores". Para mi sorpresa, accedieron todos de muy buen grado, y mi artículo fue directo al ránking de los recomendados durante los dos días posteriores.
Supuestamente, la plataforma de cuyo nombre no quiero acordarme porque se me erizan los pelos de las cejas, valora el trasiego de lectores ... PERO ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE SI PINCHAN LOS ENLACES DE PUBLICIDAD RELACIONADOS CON EL ESCRITO. Ole tú, ole tú.

Además de tener que escribir (por recomendación sutil de la empresa) sobre temas tan interesantes cómo lecciones Wikipedia sobre la historia del Soul en Gran Bretaña, la reproducción del manatí gracias al aumento en las ventas de cd´s de Celine Dion o los looks más favorecedores de la chachiprimavera ... has de esperar a que ese Mesías que lee tu artículo pinche sobre alguno de los cutreanuncios del famoso buscador G****
El balance de mis primeras semanas de experiencia es... un cómputo total de cerca de 400 visitas, 0.07 céntimos de beneficio y una carcajada generalizada cada vez que lo cuento. Gracias... supongo que el chicle que me compre con ello sabrá a gloria bendita. Lo guardaré en su envoltorio por si se revaloriza con el paso de los siglos, y lo legaré en mi testamento, pues es el primer fruto de mi bautismo mediático (muy poco afortunado y dichoso por otra parte).

Luna Miguel (Público) publicó el martes pasado un artículo de opinión acerca de la precariedad laboral y vital del estudiante (de periodismo... o no) . Me entristeció. Porque la paja esta vez no está en el ojo ajeno. Estaba en los de mis compañeros, en los de L., en los de M., en los de V., en los míos. Y es paja emponzoñada. Emponzoñada de convenios explotadores entre empresa y universidad, emponzoñada de entrevistas fallidas (por no tener la suficiente experiencia para ser becario), emponzoñada de años de teoría pura y dura sobre cosas que no interesan hoy en día a las empresas. Emponzoñada de mierda.

Somos mendigos 2.0. Mendigos que se licenciarán en los próximos meses para ir a parar a un bar de copas, a una tienda de ropa, o en el mejor de los casos a un Máster, lleno -de nuevo- de paja, ponzoña y más mierda.

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