jueves, 21 de abril de 2011

El secreto de la mariposa


Ante la sorprendida mirada de aquellos que se resguardaban de la lluvia, ella arrancó a correr en círculos mientras el diluvio dibujaba formas chinescas sobre sus mejillas y los chuzos de punta oscurecían y empapaban su rojiza cabellera. Entre salto y charco ella tarareaba una y otra vez ese "quizás, quizás, quizás...", volviendo a retomar la fuerza centrífuga de aquel secreto compartido que asomaba la cabeza de nuevo entre aquellos que señalaban con certeros dedos a ella y su locura. Bendita y abrasadora locura.

Llovía sobre ella, y ella sobre él. Sobre los interrogantes encubiertos, sobre sus miedos infantiles, sobre sus espirales de silencio, sobre los besos nunca dados, sobre los reproches desganados y sobre las verdades mal intencionadas.

Los tronadores relámpagos de este certero Abril reflejaban fotogramas de los suspiros de verano. Mariposas en la tripa que ahora parecían cuervos, cuervos ansiosos de los restos de un prólogo no acabado.

Y hoy corre, sigue corriendo en círculos.Empapada. Cerca el secreto del que es dueña , madre y señora. Mientras la última mariposa realentiza su efímero vuelo y se aproxima al útimo aliento... ella le susurra algo que paraliza sus desgastadas y azuladas alas. Las últimas y más bellas.

Ante la sorprendida mirada de aquellos que se resguarden de la lluvia, arrancará de nuevo a correr en círculos mientras el diluvio dibuje formas chinescas sobre sus mejillas y los chuzos de punta tatúen unas preciosas alas azules en sus muñecas. Esta vez para siempre, para que no olvide la penitencia de lo que supuso amar furtivamente a un cuervo.

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