miércoles, 6 de octubre de 2010

The dog days are over




Apurar la estancia en las faldas nómadas del verano y despedirme con un beso en la mejilla de la estación con sabor a sal en el momento que cerré la puerta del coche , dejando un mar de dudas atrás... topó con Octubre.
El cemento de Madrid sigue siendo igual de gris, los modernos son modernos, las pijas son más Inditex que nunca, mi vecino sigue silbando esa melodía que sólo él conoce, mi piso sigue lleno de pelusas, la calle huele a cambio por la mañana, y a desgana en los atardeceres de un Otoño que sí es distinto. Pero sólo el señor Otoño...Madrid sigue igual.
Unos volaron , otros penetran en las arterias obstruídas de este corazón de acero... pero Madrid sigue igual.

Es Otoño... y no sé por qué bailan las hojas, ignoro dónde van a reunirse, desconozco contra quien conspiran.

Es Otoño, se abren los libros y entre la orgía de apuntes, una canción de Florence y sus machine... un café a media mañana, un tupper cn fruta, una sonrisa, un chascarrillo y los nervios por llegar al final... está ella. Y ahora ellos también. Ella, niña imantada.
Delicias es más dulce que nunca, con Málaga por montera y Mallorca por Bandera...

Madrid no ha cambiado, pero mi despertar Madrid, mi respirar Madrid, mi flirtear y maltratar a Madrid...sí.

Mi Otoño es mi comienzo, mi vuelta, y mi pared.
Otoño es zalamero y perro del hortelano.
Otoño soy yo... y el despertar.





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