lunes, 15 de marzo de 2010

22+1



Bajo mi vestido de algodón blanco, observo 23 marcas, grabadas a fuego lento sobre una piel cada vez más pecosa.
No eran ni las 7 de y la casa ya olía a café. Café de la cafetera de mamá. Ella siempre huele a leche hirviendo con miel cuando se levanta . Sonreí y vi que al otro lado de la mesa estaba ella, con una taza más grande que la mía entre las manos, con la mirada perdida en algún que otro agujero negro que sólo ella es capaz de ver.
Pero ella lo toma solo.
Por eso sé que aún no soy de los mayores, porque yo lo tomo con leche.
Hoy no es ayer. No hay lugar para la celebración en esta bonita mañana... que es otra cualquiera... pero su tiempo me pertenece en parte.
El vértigo no ha desaparecido, pero es más divertido retratarlo que no dejarlo pasar inadvertido.
23 años siendo un desastre... es lo que figuraría en mi epitafio si hoy mismo fuese atacada por una colmena de abejas asesinas.
...Pero un desastre apañao... con vestido de algodón blanco.. adicción al café, marcas en su británica piel... y demasiada nicotina en los pulmones.

Aprendiendo que una visita, una comida o una llamada son motivos de festejo, que los mejores besos no son los esperados, que una lágrima puede acabar en carcajada y que el cariño no se mide en te quieros.


3 comentarios:

  1. Desde luego que no, pero ahora mismo solo puedo decirte que te quiero, pequeña!!!
    La niña se nos hace mayor!!

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  2. Nena, muchas felicidades! :D
    LoveU


    Polaca

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  3. me ha encantado..........................
    ...........................
    nos hacemos viejos..
    pero siempre nos quedará el cafe de mama
    :D

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