viernes, 12 de febrero de 2010

Disfraz de mi.



Los tengo bonitos, los tengo baratos, de todas las formas y colores!!!! SEÑORAAAAAA NO TOQUE EL GÉNERO Y LLÉVESELO!!!! Cómprenlos aquí, son los auténticos , los inimitables : DESENGAÑOS.


Es tan preciosa la palabra que hasta tiene su propia calle en las entrañas de Madrid. No es de las más importantes, pero todo el mundo sabe que está ahí, y quienes la habitan en las frías noches de invierno y en las inquietantes veladas de la época estival saben que es una pequeña cicatriz de la capital.


Tengo mi propia calle Desengaño. Sólo tiene un habitante, escondido en la penumbra... pensativo. No sabe por qué llegó allí, ni cómo va a salir. Perdido entre canciones de Ruffus Wainwright, alguna que otra de Zahara ( lo sé , pero no lo puedo remediar... ) y posiblemente alguna unidad móvil de ansiolíticos a domicilio (es hora de empezar a tomarlos, si a Carmina le funcionaban, a mi tb).


He tejido un traje precioso: cara de palo, pelo encrespado y ojos rojos. Huele a azufre y a caramelo de fresa. Es suave y tiene un regulador de temperatura (así no vuelves a tocarme). Fetén. El rojo sienta de muerte.


Un auténtico disfraz de mi.



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