jueves, 8 de noviembre de 2012

PANTONE


No volvieron a verse jamás. 672 le roba a una guitarra caduca las notas que ella no entendió apostado en alguna azotea de Neptuno. 15-5519 le escribe los versos nunca dichos en posavasos de países no pisados y los guarda en la nevera. No hay canción que teja los recuerdos. No hay vida que cantar en un renuncio.

Sin saber muy bien por qué, ella saca a pasear cada mañana un vestido de verano. Insatisfecha, vuelve al hogar y guarda su vaporoso disfraz de virginal encaje blanco, de seda azul, de tul granate.  No hay segunda piel que arrope los días que se le escapan por la comisura de los labios, en ninguno volvió a pronunciar su nombre.

Él construye rostros para volver a enamorarse. Vomita trazos que le devuelven al instante en el que ella dejo de ser. Cada martes se deja tentar por una orgía de carboncillo y colores pastel pero evita bautizar a su nueva amante. Nunca fue valiente. Ahora simplemente... no es.

Dicen que 672 coquetea con su reflejo los días nublados. Deja el espacio suficiente en su fotografía imaginaria para el que, sabiéndose poseedora de la única verdad absoluta que ella conocía, jamás volverá a ver. 


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