lunes, 18 de junio de 2012

La hormiga funambulista

                                       


El funambulismo es una práctica de riesgo en la que los gatos como yo, danzamos sin cuerdas. A pesar de que los callos de la planta del pie izquierdo ardan como las  brasas del San Juan de 2009 , nadie va a poder impedir que dé este último paso.No hay disfraz circense, ni pintura blanca en mi rostro, pero queda el equilibrio innato en el que me instruyeron  todos aquellos que hoy  tejen mi deshilachada parca de lana amarilla. Mucho más cálida que el disfraz de armadillo que me dejaste en el hueco de la escalera. 

Mientras vacilo sobre si agrandar el paso y coquetear con la caída libre, o permanecer prudente y dilatar la espera, me percato de que no hay mano que meza un porvenir seguro. A pesar de ello, avanzo. Y tú pones cara de susto. Tranquilidad. Ya concretaremos más tarde los centímetros. En una lección de otro cuento.

De repente me sopla en la nuca el eco de las tardes bajo la contaminación de Madrid, y tras él, todas las canciones de las que fuimos dueños, y que fueron himnos de aquella eterna primera vez. La del día a día.  La del amanecer constante. Las silbo todas, ahora que el tiempo se ha detenido, y que la penumbra parece que da tregua a las hormigas con parcas de colores vistosos. En un nuevo intento, cojo aire , esperando que   deshaga el vértigo que me ronda las entrañas. 





Y no vuelvo la vista, no hace falta. Sé que parte de esa brisa, también proviene de tus silbidos. También te falta el aire, pero resta el suficiente en los pulmones para una canción más. Da igual que no elijamos la misma. Hoy es la última . Disfrútala mientras das el paso final, hormiga funambulista. 





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