Me llamas ramera. Bastarda entre hijos pródigos y legítimos de este tiempo, no menos muerto que el de ayer. Escupes a mi paso y rechazas la mano que anhelabas hace tan sólo una primavera, o dos... quizá tres. Y lo soy, ramera de tus suspiros, puta de los entresijos de tu cuarto, zorra a secas.
Puedo sentarme sobre tus esquemas y hacer formas picasianas con ellos.
Puedo sentarme sobre tus esquemas y hacer formas picasianas con ellos.
Puedo maquillar la intención y la acción... maquillarme yo ... maquillarla a ella.
Puedo ser las dos o ninguna. Puedo no ser para ti .
Puedo hacer, ser, decir lo que quiera.
Soy yo. Bolita de queso, nada, todo , ella, mamá, lágrima, pétalo, ceniza, salsa de tomate, olor a café, cigarrillos a medias, bufanda de lana en invierno, ellos, alcohol, la canción de los años 80, la media naranja, amiga, amante, profesora, aprendiz, algodón de azúcar, pimienta, limón, miel, canela, saxofón y cataluña.
Me llamas ramera ... permanezco en silencio...
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