
¿Puede ser uno mismo un improperio? ¿Un despropósito? ¿Puede uno ser un fraude?
Prostituirse moralmente es algo muy trendy parece ser. Un "must". Un "no puedes pasar sin". Con el ojo más crítico posible, un sujeto x puede creerse "palomita" en este juego que tan ajeno parece y al que sólo los mayores tienen acceso... por ende sólo de ellos ha de ser la culpa.
Pero no hay más culpable, mezquina y deplorablemente responsable que aquel que sabiendo la naturaleza de una realidad no para todos perceptible...la deja pasar (laissez faire, laissez passer) liberalismo ético emponzoñado por la mediocridad.
Y hasta que se demuestre lo contrario... todos somos prostitutas morales. FOR SALE.
Al menos, hasta que aquello que me besa en la mejilla cada mañana y a lo que me debo laboralmente no cambie las reglas de una partida de ajedrez cuyas fichas están podridas por el tiempo. Y nosotros con ellas.
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