Siempre es mejor detrás. De la piel, del corazón, del telón y de la barrera.
Siempre es mejor la sombra. Lo saben los que necesitan factor 50 para sobrevivir a la vida. Lo sé. Mis pecas también lo saben.
Detrás de la piel arremolino la pelusa muerta que queda de un recuerdo al que ya a duras penas pongo voz. En algún que otro sueño he merodeado a tientas por los ayeres intentando cazar los ecos de esa risa para tatuar sus acordes detrás de la piel.
Detrás del corazón tengo un cartel de se vende por no querer hacerme responsable del vaivén de latidos ajenos a mi.
Detrás del telón quedan todos los secretos que me rondan la retina y la garganta entre el buenas noches y el buenos días.
Detrás de la barrera no hay piel, ni corazón... sólo una no vida con vistas. Vistas a una plaza donde la bondad y la belleza terminan empaladas, jodidas e inertes. En un charco de babas y vísceras.
Siempre es mejor detrás. De la piel, del corazón, del telón y de la barrera.
Siempre es mejor la sombra. Lo saben los que necesitamos factor 50 para sobrevivir a la vida. Lo sé. Mis pecas también lo saben. Desde la oscuridad no se ven. Por eso te espero estrenando piel en junio con el corazón en la garganta donde más alto brille el sol, para que distingas mis pecas y dibujes una más.